Los musulmanes fomentaron la agricultura, extendiendo el
sistema de riego y llevando el arroz, la caña de azúcar, el café y otros productos orientales a los diversos países del Imperio.
También explotaron minas y desarrollaron industrias de tejidos, armas, cueros, tapices y muchos otros artículos de lujo.
La riqueza del mundo islámico se debió, sobre todo al intenso
tráfico, tanto marítimo como terrestre, siendo los grandes intermediarios
comerciales entre china , india y Europa.
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